El pasado Jueves Santo fue tan esplendoroso como se presentaba. Un Jueves Santo de procesiones de largo recorrido y de mucho silencio y oración.
La tarde comenzó con la Cofradía de la Oración en el Huerto, que venía desde el Huerto de la Rinconá, y tras ella, la Cofradía de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que todavía tenía mucho más recorrido. En la Plaça de Baix, María Santísima de la Salud le hizo la tradicional reverencia al Cristo de la Sangre.
Tras ellos llega la Hermandad de Flagelación y Gloria, con la estación de penitencia del Santísimo Cristo de la Fe y María Santísima de la Esperanza, que realizaron el encuentro de la Paz en la Plaza Mayor.
La caridad llegaba tranquila y elegante al centro de la ciudad, desde la parroquia de San Juan, tras la Fe y la Esperanza por calle Carmen.
Y tras ella, llegaron las Cofradías de la oración, del respeto y del silencio. Éste mismo se hace patente en la estación de penitencia del Cristo de la Misericordia, que todos denominamos "del Silencio". Y la jornada finalizó con la más que multitudinaria procesión del Santísimo Cristo de Zalema: "el cristet".